viernes, 2 de septiembre de 2011

Suelo, fertilización y riego

Las plantas en su mayoría son generosas, nos brindan mucho pero a cambio nos piden un mantenimiento mínimo, y condiciones aptas para que puedan prosperar.


     Los árboles frutales están presentes casi en todo patio o en todo gran jardín, no sólo por la sombra que nos puedan dar, sino por sus frutos que nos dan la satisfacción de que sabemos que son nuestros, productos del cariño y la dedicación que les hemos puesto.

     Si comemos una naranja, no es lo mismo nuestra naranja que la que compramos en el súper, en la tienda, ¿cierto? Bien, pues, parte del éxito para cultivarlas es tener en cuenta el sustrato.

     Recuerda que el sustrato es la mezcla de diferentes materiales inorgánicos que hace el hombre, que generalmente se halla presente en el suelo.

Entonces, ¿qué características deben tener mínimamente los suelos para que los frutales prosperen sanos?

     Ten en cuenta estas premisas:
  • Profundidad: así anclarán mejor las raíces.
  • Estructura esponjosa, que permita la oxigenación de las mismas.
  • Capacidad para retener agua, de lo contrario, la planta se deshidrataría.
  • Buen drenaje, para evitar encharcamientos.
  • Que esté libre lo más posible de hongos, bacterias, gusanos y malas hierbas: no olvides el control fitosanitario.

Con respecto a la fertilización de los suelos previo o posterior al plantado de los árboles frutales (aunque estas indicaciones valen para la mayoría de las plantas) ten en cuenta que lo mejor es el abono orgánico, ya que, mediante éstos (estiércol, compost, turba, etcétera) y los fertilizantes minerales (fósforo, nitrógeno y potasio), aportamos al suelo los nutrientes necesarios.

     Si no lo hiciéramos el suelo se agotaría más tarde o más temprano.

     En el mercado encontrarás una gran variedad de fertilizantes, que con aplicarlos una vez al año estará más que bien, si tus suelos son medianamente ricos en nutrientes. Si tienes suelos pobres, tendrás que fertilizar más seguido.

     ¿El riego? Recuerda que la frecuencia y cantidad de riego depende de múltiples factores. Por ejemplo:
  • Hay especies que necesitan más agua que otra.
  • Un árbol pequeño necesita menos agua que uno grande.
  • En primavera necesitan más agua que en invierno.
  • En suelos más húmedos, que retienen más agua, necesitarán menos que uno arenoso.

Si eres principiante, puedes probar con cítricos, y si quieres animarte a más, un peral o un manzano son mis recomendaciones, ¿y por qué no ciruelos o damascos? Lo dejo a tu gusto y predilección.

Frutos del manzano

De ahora en más, ¡pon manos a la obra!

     Espero haberte transmitido un poquito del entusiasmo que genera cultivar plantas frutales, las que perdurarán en el tiempo y te llenarán de aromas y sabores que aportarán salud a tu vida.

     Las frutas son una fuente inagotable de sana energía, y si provienen de tu propio árbol, sin dudas, las encontrarás ¡más ricas!



Paula Pauletto


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